La vida está repleta de cosas "queribles": buen diseño, buen arte, buena música, buena decoración, buenos libros, buen cine, perfumes… Y, sobre todo, buenas personas. Aquí tenemos sitio para todas y cada una de ellas desde una perspectiva singular, la mía. Soy Bettina Dubcovsky y quiero compartirlas porque son maravillosas. ¡Bienvenidos! Wellcome! Herzlich Willkommen! Avec plaisir! Benvenuti! 欢迎, добро пожаловать…
Hay varias cualidades que caracterizan a Guille García-Hoz (Madrid 1976) . Por una parte, su sinceridad, así que mejor no le preguntes qué tal te sienta ese nuevo look que te ha hecho tu estilista si prefieres no saberlo. Porque aunque el interiorista te diga “¡fenomenal!”, con una sonrisa compasiva en plan Ratón Mickey -pues él es incapaz de herir los sentimientos de nadie-, su mirada te estará diciendo “¡Uff! Estabas mucho mejor antes”. Es un ser transparente
Otra, es su increíble capacidad de ver el lado bueno de las cosas. La compañía de García-Hoz es reconfortante, refrescante, analgésica y siempre enriquecedora. Lo malo está muy a la vista y nos intoxica a todos ¿para qué indigestarse? Guille, seguramente, es de los que cree que nos pusieron en la vida para disfrutarla y degustar y valorar cada segundo que respiramos pase lo que pase. Él mismo lo dice: “Me parece muy importante saber disfrutar el camino y yo me lo paso fenomenal. Dedicarme a una cosa que me gusta tanto es un lujo”.
Perdimos un Pitágoras, pero ganamos a un Guille que es capaz de irradiar felicidad en cada espacio que toca.Pero antes de entregarse a la decoración y la cerámica, su destino parecía enrutarle hacia las arenas de las Matemáticas, una carrera que en su época de estudiante le parecía “Súper profunda” y de la que posteriormente, por diferencias irreconciliables se separó. “A veces me cuesta mucho creer que esa fue una etapa de mi vida. Pero es cierto que en algunos momentos se te escapa algo sin que te des cuenta como el tema de la lógica y esa cosas”. Lo de ellos fue imposible, pero donde hubo amor cenizas quedan: la vida es matemáticas y las matemáticas vida son, o al menos, “es lo que intenta esta ciencia, modelizar todo, pero hay aspectos, que son los que más me gustan de este mundo, y es que hay cosas que son porque sí. Lo más divertido es cuando hay una ley lógica en un espacio que no se ve pero se siente. La armonía es eso: intuir una lógica pero no verla claramente”, nos cuenta.
“No es una carrera que se pueda hacer a medias -añade-, tienes que hacerla a saco y el esfuerzo que te supone… Luego es verdad es que llega un punto en que te engancha y te gusta, es verdad, pero bueno, no miro para atrás con odio ni nostalgia, ahora estoy encantado”.
Fue así como el mundo quizá perdió un prometedor Pitágoras, pero para contrarrestarlo ganó un interiorista capaz de inundar de ternura, felicidad y un estilazo genético todo sitio al que le mete mano: sea en Madrid, París o México con pollerías, barberías, peluquerías, restaurantes, casas por supuesto y su preciosa cerámica. Digamos que la decoración se le desbordó de su ser. “De algún modo siempre lo intuí. Recuerdo que en el primer año de carrera cuando pasaba por un estudio de decoración algo me bullía por dentro. ¿Sabes cuándo algo te está dando vueltas y dices ay, ay, ay y ay? Pero entonces no sabía cómo lo podía enfocar y lo intentaba tapar”. Indudablemente no consiguió solaparlo. “Llega un momento en que artísticamente sales del armario, explotas, y te decides a cambiar todo: empezar otra carrera y desviar tu perfil profesional. Con 18 años aún eres una persona muy pequeña y es muy difícil saber cuál va a ser tu camino”.
Restaurante Mini & Dassa Bassa, con el toque G.H.Ahora, recién superados los 40, hace más de 10 años que sabe lo que quiere, lo quiere junto a su marido el arquitecto Sergio Martínez (Giuss, para él y sus amigos) y Malafú, un mil leches, o sea un chucho auténtico, que adoptaron en un refugio de la sierra madrileña y, que, como todo buen perro, aborrece a los gatos. Su familia es mínima si pensamos que él, originalmente era el cuarto de nueve hermanos, todos más o menos creativos. ¿Será por este motivo que Guille adora y está en su salsa cuando está rodeado de gente? Los tres viven en Madrid, en un ático en el que la luz no te deja ni a sol ni sombra. Es pura luminosidad por dentro y fuera.
El día que vio su piso por primera vez, iba con Sergio y una gastroenteritis atroz. “En el camino iba vomitando por la calle, y cuando entramos, la casa olía fatal, a orín de gatos por todos lados. Yo me quería desmayar. Cuando salimos Giuss me dijo: “Sí ¿no?”. Y estamos aquí gracias a él l, porque si hubiera sido por mi…”.
La posibilidad de cambiar un estado de ánimo a través de un espacio. A mí me flipaba, me parecía como una especie de magia, descubrir cómo aparentemente con recursos ornamentales podías cambiar tus sensaciones por medio de un ambiente. También es el que puedas sentirte diferente con un cliente que tiene una tienda de lujo, otro una panadería o el que quiere hacer una cosa como súper happy. Con la decoración debes saber lo que quiere transmitir la gente y llevarlo a cabo, pero todo de cara a influir en el ánimo del espectador, del cliente o del consumidor final.
¿Y si eres un ciclotímico tienes que estar cambiando constantemente tu escenografía?
¡Eso es lo más divertido! No sé quién dijo que las casas no hay que acabarlas nunca. No son catálogos, las casas es un viaje, un detalle, una lámpara que se rompe o en mi caso una mesa que vendes y que te deja un espacio vacío que entonces aprovechas para hacer ejercicio por la mañana… Tampoco me preocupa que no haya una mesa como tal. Es muy guay que las piezas tengan rotación dentro del mismo espacio. Las casas, como las personas tienen que cambiar.
García-Hoz habla mucho con la voz, con la mirada y con las manos, tal como lo captó muy certero (como siempre) Thomas Canet.¿Entonces tú no te aferras a los objetos?
Es que no hay que aferrarse a los objetos. Tampoco deberíamos aferrarnos a las personas pero lo hacemos… En realidad no hay que aferrarse a nada.
¿Tu casa es Guille al 100 por 100?
Al bastante por ciento desde luego. Hemos conseguido hacer todo lo que quisimos, pero luego sí que es verdad que la casa la haces más cuando la vives: tienes que echarle tiempo, buscar un mueble, colocar un cuadro, comprar un aplique, arreglar una silla. Si no haces ese tipo de cosas al final la casa no es tuya. Es como las amistades, también tienes que cuidar a la gente y cuando la cuidas, la gente te cuida y la casa más te va a cuidar cuando mayor tiempo lo eches.
“No hay que aferrarse a los objetos. Tampoco deberíamos aferrarnos a las personas pero lo hacemos… En realidad no hay que aferrarse a nada”, Guille García-Hoz.
Detalles de la casa de García-Hoz, con la elefanta Maribel by Guille (325€) en su salsa. T.C.Siendo tú decorador y Sergio arquitecto ¿sintonizáis en cuanto a la casa?
Hemos aprendido un montón a comunicarnos y a respetar cada uno nuestros espacios. Cuando trabajamos juntos hay aspectos más técnicos que le corresponden a él y en los estéticos, la verdad es que soy yo el que tengo la última palabra. Pero sí, que cada vez más, nos adelantamos a lo que el otro quiere, aunque esto no siempre ha sido así, pero lo bueno es que cada vez nos comprometemos más.
¿Trabajáis siempre juntos?
No, hacemos muchas cosas juntos a través de Tatiana García Bueso de Espacios de Arquitectura. Formamos un triángulo muy guay: Yo soy el decorador, Tatiana es la constructora y Sergio el arquitecto. A mí se me va la olla, Tatiana lo ejecuta y Giuss dice lo que es legal (licencias, detalles constructivos…).
Tengo un amigo que una vez me dijo “En tu casa ¿hay algo que no dé el tifus?”. Ya ves que todo está medio rozado, alguna silla oxidada. Para mí que haya cosas que se vea que han vivido, es lo que me da la sensación que estoy en una casa y no en un gran almacén. No me interesa la perfección y lo impoluto, eso está muy bien para catálogos de mobiliario.
Me gusta el desgaste de las cosas, es lo que hace que las casas sean humanas. La gente tampoco es perfecta como esas americanas rubias, estupendas que no tienen ni una arruga.
Hogar dulce hogar, con una terraza ideal para echarse la siesta. T.C.¿Cuál es el estilo Guille?
Yo diría que Estilo tifus con cerámica animal. Cuando estás haciendo una casa o un local tienes una idea, pero estás abierto a lo que según vayas encontrando, o a la sensación que te van dando las cosas puedes ir cambiando. Me parece que un proyecto es más rico cuando conforme vas viendo te dice “no, esto es mejor aquí”. No estás trabajando con una máquina de churros de esto va en rojo y esto en azul, sino que tienes que ir sintiendo el espacio que poco a poco te va diciendo por dónde tirar.
Lo bueno que en tu propia casa puedes hacer experimentos, en ella haces cosas que seguro no harías con los clientes hasta que no estar seguro. Eso te permite luego llegar a otros sitios con la mente más abierta.
“Me gusta el desgaste de las cosas, es lo que hace que las casas sean humanas. La gente tampoco es perfecta como esas americanas rubias, estupendas que no tienen ni una arruga”.
¿Tu casa es un refugio o una prolongación de tu trabajo?
No lo sé. A mí me encantaría que fuera una prolongación de la calle ¡Me encanta estar en la calle! Y me gusta que tenga todas las ventanas posibles, que esté todo lo más abierto, si hay gente en casa muchísimo mejor. Somos bastante sociales… Puede que sea un refugio compartido, lleno de gente, eso me divierte.
Y en cuanto a una prolongación de mi curro, puede ser. El giro profesional que hice, hace que mi hobby sea mi trabajo. Al final a veces no lo distingo y me digo: ‘No trabajo tanto’, aunque no paro de trabajar. Tienes la cabeza siempre pensando, organizando, pero no lo siento como un trabajo, lo disfruto como si estuviera jugando porque lo que hago me divierte.
Sobre todo tienes que ver lo bueno que tiene: cuáles son las virtudes y las peculiaridades de tu casa y entonces ver qué el lo que te interesa resaltar, lo que quieres ocultar y luego, la iluminación que te ayuda en ambos casos. Tienes que tener claro dónde quieres jugar las grandes bazas, en qué te quieres gastar el dinero, en dónde el espacio te está pidiendo a lo mejor más flexibilidad o un mueble de mayor entidad. Se trata de mirar eso, tener la mente muy abierta y no aferrarse nunca a un mueble concreto. Eso le ocurre mucho a mis clientes: “Es que este mueble me gusta mucho”, te dicen y es una de las mayores meteduras de pata. Lo que ocurre es que ese mueble no dialoga con tu espacio, no es tu casa. Lo más importante es tener la cabeza muy abierta, la idea un poquito clara y saber qué es lo que quieres decir y qué te apetece.
Entramos en casa de Guille. Las oscuras golondrinas revolotean en el dormitorio.¿A qué espacio que conoces te gustaría meterle mano?
¡Tantos! Por ejemplo La Casa de Velázquez, donde se hizo la XX Edición de Casa Decor. Cualquier espacio que sea un poco decadente, al final es muy agradecido y es muy fácil. Le metes piezas muy buenas que hayas encontrado, con vegetación… Para mí eso es un lienzo en blanco. Una casa de pladur en blanco no me da mucho juego… Si no me dejan destruir el pladur. En general lo que más me divierte es que el sitio esté destruido. Prefiero que las cosas estén lo peor posible, casi que se estén cayendo para poder ir hacia adelante.
“Para mí que haya cosas que se vea que han vivido, es lo que me da la sensación que estoy en una casa y no en un gran almacén. No me interesa la perfección y lo impoluto, eso está muy bien para catálogos de mobiliario”.
¿Tener una casa decorada por Guille es caro o eres como Zara abierto a todo presupuesto?
No soy caro ni tampoco soy barato. Ya llevas un tiempo en la profesión y tienes que hacerte valer. A lo mejor no soy el más barato, pero seguro que tampoco soy el más caro. Miramos mucho el coste de las piezas. Hay un momento que el cliente entiende que en lo presupuestario también estás de su lado. Nosotros ayudamos a que con el dinero y el espacio que tiene la gente saque lo mejor. A mí no me interesa que se deje un dinero en algo si no lo necesita, pero sí que le voy a decir ‘Cómprate esta lámpara que está muy bien de precio y aunque se salga un pelín del presupuesto al final vas a ganar mucho. Somos un poco asesores del dinero de los demás cuando se trata de decorar la casa. Sabemos que piezas valen la pena y de cuales se puede prescindir. Esto es algo que cuando el cliente se da cuenta lo agradece muchísimo porque realmente estás en el mismo equipo.
Peluquería infantil Mi Pelu, en Madrid, un proyecto de García-Hoz.¿Qué clase de proyectos son las que más te gustan? (tiendas, casas, bares, peluquerías…)
No sé porqué el mundo de las barberías nos llama un montón (se le nota en su barba), me permite jugar a otro juego. En una de las últimas que hemos hecho, Compadre, le hemos puesto un suelo de terrazo muy barato que luego conjugaba muy bien y quizá con el porcelánico más cool, el papel más caro no o la tela más sofisticada no lo hubiéramos conseguido porque jamás hubiera parecido que un espacio de 1930.
El Compadre Barber’s Club de García-Hoz- ¿Has dicho no a muchos proyectos, te dejas llevar por tu olfato?
A algunos, porque no los ves viables o porque no te entiendes estéticamente con el cliente. Es un juego de dos y tiene que haber sintonía.
Como científico ¿se te ocurre alguna explicación a que el 99,9 % de los interioristas sean gays?
¡No es tanta la proporción! No lo sé, pero debe de haber algún tipo de explicación. Sí que hay determinadas profesiones que tienen esta tendencia. También ocurre en los traductores, en peluquerías… A lo mejor los héteros están saliendo del armario en ese aspecto, les está atrayendo ser decoradores, ja, ja. No hay muchos, pero los hay.
También hay otro aspecto de artistilla y estrellita… A lo mejor va por ahí, no lo sé. O a lo mejor hay muchos héteros que trabajan y no les interesa ser tan notorios… Le doy vueltas, y no lo sé. Es algo que tengo tan asumido que nunca me lo he preguntado.
Su filosofía de vida: ser feliz ¿Por qué no?¿Cuándo y cómo fue tu flechazo con la cerámica?
Me gustaron mucho unos platos que había puesto Luis Galliussi en la casa de Extremadura de Eugenia Silva que se publicó en la revista AD. Eran los platos tradicionales, pero por la manera de componer algo, y me dije dándole la vuelta a artesanía tradicional puedes conseguirle darles el valor que tienen, y ahí empecé con los platos. Me puse en contacto con el Centro Cerámico de Talavera y empezamos a sacar piezas. Pero antes a mí me daba bastante igual, pero de repente nos cruzamos de una manera fortuita… Fortuita, pero también como tienes la costumbre de mirar tanto, al final te acabas fijando en las cosas. O sea, uno no tiene suerte, sino que para tenerla hay que estar allí. Después de mucho mirar acabas viendo cosas en la cosas. Yo vi los platos de otra manera, son la cerámica útil, la puedes usar para comer y para decorar.
“Lo más divertido es cuando hay una ley lógica en un espacio que no se ve, pero se siente. La armonía es eso: intuir una lógica pero no verla claramente”.
Plato de Cebras Dobles by Abe the Ape (40€). Jarronejo by Abe the Ape (140€) en la tienda de Guille García-Hoz.¿Tu vida sería la misma si no hubiera fauna? Al parecer te chiflan los animales.
Los animales dan muchísima calidez al espacio, tienen un toque de felicidad tranquila que me gusta un montón. A lo mejor un cuadro abstracto no me trasmite lo mismo. Puede que los animales me llamen tanto la atención por vivir tan lejos de ellos. Si te tomas todo el rato en serio, con unos muebles súper sofisticados y un arte abstracto que solo entiendes tú, me parece un rollazo de mucho cuidado. Los animales son divertidos y para mí la decoración debe ser divertida, sino es un coñazo al final.
¿Cómo se te ocurren los nombres? Ballena María Cristina… Esperemos que no sea el nombre de una amiga.
María Cristina es mi madre.
¿Y no se ofendió porque la llamaras ballena?
Un poco sí, pero las ballenas son animales son maravillosos, entrañables, la elefanta se llama Maribel, como mi suegra con lo cual imagínate y el lémur Eliso.
La ballena María Cristina by Guille (250€). Eliso el lémur by Guille (175€).El Guille interiorista y el Guille ‘tendero’ ¿qué tienen en común (además de ti) y que les diferencia?
No lo sé, pero ahora con el nuevo local, espero que se reconcilien más. Lo que nos ha ocurrido es que la cerámica, que es maravillosa, se ha comido todo el mobiliario, por lo que prácticamente no se ven los muebles y para los papeles no teníamos paredes. Por eso la nueva tienda (Travesía de San Mateo 16, Madrid) que es un sitio muy viejo pero con un espacio más amplio, tenemos más mueble grande, el estudio, el showroom y es genial para organizar eventos.
Me parece muy guay lo que ha pasado y lo que hemos conseguido. Hemos hecho una tienda de souvenirs muy chulos, pero también somos decoradores y necesitábamos que hubiera mesas, sillas, unos sofás, unos papeles muy divertidos y todo eso la gente lo tiene que ver. Además ahora podemos trabajar con más marcas, más distribuidores…
¿Cómo crees que te define la gente y cómo eres?
Creo que me ven como atípico y, a veces como una cabra, y es probable que tengan razón. Intento absorber de muchas cosas y aprendo muchísimo de los clientes también. Al final, la metodología es absolutamente intuitiva por lo que intento no aferrarme a fórmulas y que cada cosa sea distinta. Así que yo me veo como un pequeño salvaje por la jungla y eso es lo divertido. Me gusta meterme en fregados y hacer cosas distintas.
Tocarme la barba todo el rato y ser obsesivo, me cuesta mucho relativizar las cosas. A veces soy un poco exagerado, pero lo voy corrigiendo con el tiempo.
¿Qué personas influyeron en ti para que te dedicaras a lo que haces?
Mi tío Willy, que me veía como una cabra pero siempre me decía “ya verás cómo llegarás” y mi cuñada Raquel que también es interiorista.
El amor, el mal de amores o el desamor ¿influyen en tu trabajo?
No lo sé, suelo estar bien, menos por cosas muy puntuales. Trabajo mejor cuando estoy contento, eufórico, un pelín obsesionado pero con mucha ilusión. No me gusta nada cuando estoy bajo de ánimo y no me regodeo, intento siempre volver a estar bien. Soy disfrutón por naturaleza. Me gustan los viernes por la tarde y los sábados por la mañana.
En el caso del interiorista no se cumple aquello de “En casa de herrero…”.¿Se te viene la crisis se los 40?
¡Uffff! No paro de ir al gimnasio, de hacer deporte, de cuidarme. Es como una meta volante por la que hay que pasar, pero a ver si la pasamos lo más guapamente posible. Cuando avanza el tiempo, lo que te puede dar pena es lo que con lo que hemos tenido, hemos jugado bien nuestras cartas. El problema no es cumplir años, sino no cumplirlos.
Igual, espero que como Neruda, feliz. Con mi casa, rodeado de gente, montones de risa y bien de vino para todos.
La felicidad es
La felicidad tiene que ser todos los días, a pesar de que haya cosas que no puedas controlar, se trata de saber quiénes somos y disfrutar lo más que puedas lo que te vaya dando la vida.
Me encanta escribir. Sobre todas las cosas soy curiosa, me interesa hasta lo que no me interesa y, además me gusta contarlo. He trabajado y colaborado con las revistas y periódicos más prestigiosos de España (Diario 16, El País Semanal, Vogue, AD, GQ, Marie Claire, Elle...) tengo tres libros publicados: "Mamá, Freud y yo" (Santillana); "Nos casamos" (Maeva) y "Sí, no, blanco y negro" (Amazon) y ahora, enfocada en hacer solo lo que me plazca, he dado el pistoletazo de salida a lascosasdelquerer.com y a Fammiguau.com
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6 Replies to “Guille, un tipo feliz”
Me encanta Guille. Cada vez que veo su programa en Canal de Casa, me engancho. Da muy buen rollo, él y su decoración.
Buen post Betty.. congrat
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Gracias Lucre! Es auntentico en todo.
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Eres un sol..en todos los aspectos!!!
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Lo es!
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¡Grande Guille y gran entrevista, Bettina! ¡Y esa pasión por la cerámica…! Es pasión compartida <3
Me encanta Guille. Cada vez que veo su programa en Canal de Casa, me engancho. Da muy buen rollo, él y su decoración.
Buen post Betty.. congrat
Gracias Lucre! Es auntentico en todo.
Eres un sol..en todos los aspectos!!!
Lo es!
¡Grande Guille y gran entrevista, Bettina! ¡Y esa pasión por la cerámica…! Es pasión compartida <3
Gracias Lunita ❤️