Cine: No regreses, quédate en casa

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En Regreso a Casa-Coming Home de Zhang Yimou, el amor, la memoria, la traición, la impotencia, la culpa, la ambición y la reconciliación dan, en una mirada poética, la consistencia de una delicada porcelana a un drama familiar intimista que transcurre durante y después de la Revolución Cultural China (1966-1976).

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Feng Wanyu y Zhang Huiwn, madre e hija, dos realidades y culturas opuestas.

El largometraje, que se presentó en la Sección Oficial del Festival de Cine de Cannes y optó al premio a mejor película en la Semana Internacional de Cine de Valladolid, tuvo una excelentemente acogida por la crítica internacional. Es un filme en el que no hay sobresaltos, no es lacrimógeno, nos transmite las emociones de sus personajes, sin regodearse en sus lamentaciones y con cierta aséptica distancia. Debido a ello se ve como quién lee una poesía (incluso para aquellos a los que la poesía no les llega al alma) o como quien contempla los mínimos e inevitables vaivenes de un lago.  Las florituras brillan por su ausencia. Puede aburrir o embelesar.

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Lu Yanshi (Chen Daoming), un preso político,es caoturado tras escaparse e intentar reencontrarse con su familia.

La historia, que transcurre a principios de los 70, comienza cuando Lu Yanshi (Chen Daoming), un preso político, se escapa de un campo de trabajo para intentar volver con su familia a la que lleva años sin ver. Él y su mujer Feng Wanyu (Gong Li), muy unidos, no llegan a encontrarse debido a la traición de Lu Danyu (Zhang Huiwen ) su hija que, criada bajo el régimen, delata a su padre por miedo a que no hacerlo perjudique su carrera como bailarina.

Hablamos de una época en la que cualquier signo de disidencia -viniera de activistas, educadores, intelectuales o quien fuera- era reprimido con penas de prisión, campos de trabajo, torturas y muerte. En las familias y en los vecindarios todos podían ser delatores en potencia. Hasta este punto, el filme, sin estridencias, mantiene una cierta musicalidad narrativa que luego, digamos en la segunda parte, se difumina.

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Feng Wanyu (Gong Li), tras la detención de su marido, sufre una amnesia selectiva que la hace estar sin estar.

Debido a la traición de su hija, Lu vuelve a ser capturado, momento en el que su esposa sufre un grave accidente que la sume en una amnesia selectiva. Solo recuerda dos cosas: que espera a su marido al que aún considera prisionero, y que odia a su hija por traicionarles. Pasados los años, tras ser liberado al final de la Revolución, el protagonista regresa a casa y descubre que su amada Feng no le reconoce y, paradójicamente, sigue esperando la llegada de su marido. Convertido en un extraño en su propia familia, Lu decide se lanza a hacer todo lo que esté en sus manos para resurgir el pasado y despertar la memoria de su esposa.

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Chen Daoming, uno de los actores más respetados de China, da vida a Chen, pero los altibajos del guión, restan credibilidad a su personaje.

Y la verdad es que Zhang Yimou, el director, se obsesiona en enseñarnos los intentos infructuosos, en momentos demasiado melosos para el tono de la peli, en recuperar su pasado. El descenso de este tramo, también se debe a cierta falta de coherencia en el tono, que en momentos pasa de melodrama a comedia y la eliminación absoluta del contexto que dio lugar a al dramón, o sea la Revolución… Ni que le hubieran echado Raid que los mata bien muertos. Podríamos pensar que en este punto,  el cineasta se solidariza con  la amnesia de Feng Wanyu, y borra de una pasada cualquier rastro de esa etapa negra en la historia china.

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Actriz y modelo, la joven Zhang Huiwen consigue que lleguemos a odiarla y a compadecerla con su excelente interpretación.

Lo mejor de la película de Zhang Yimou, un cineasta que ha cosechado los mayores éxitos de la última década en China con películas como La casa de las dagas voladoras, Amor bajo el espino blanco o Sorgo Rojo, son las interpretaciones de Gong Li ((Memorias de una geisha, 2046 o Adiós a mi concubina), su ex pareja y su eterna musa, y de la joven modelo, bailarina y actriz Zhang Huiwen (Forever Young,Crying Out Love in the Center of the World, Line Walker); la fotografía a cargo de Zhao Xiaoding, el primer director de fotografía chino nominado a los Oscars por La casa de las dagas voladoras y la minimalista banda sonora que llega al corazón desde las teclas de un piano. Sin embargo el trabajo de Chen Daoming, uno de los actores más respetados de China, no luce, básicamente por los altibajos del guión que restan coherencia y credibilidad a su personaje.

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La Revolución Cultural en China neutralizó las neuronas de muchísimos jóvenes.

En conclusión, Regreso a Casa-Coming Home, basada en una novela Yan Geling una conocida escritora china que ha sido traducida a más de 20 idiomas, no nos cambiará nuestras vidas, no conseguirá que veamos la historia de China con otros ojos y tampoco logrará que la recordemos como una gran obra del Séptimo Arte. Yo diría que en lugar de regresar (del cine), nos quedemos en casa directamente.

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