‘Las Cosas del Querer‘ existe porque segundo tras segundo la vida nos ofrece pequeños instantes que (si no estamos distraídos) son para atrapar y adorar. Son oportunidades que pasan ante nuestras narices como los bandejas de comida en algunos restaurantes japoneses: delicatessen que bien nos entran por los ojos en plan flechazo o por el deleite que imaginamos que saborearlos nos puedes proporcionar. Eso sí, siempre es un instante que hay que aprovechar (y agradecer). Puede ocurrir que nos pillen desprevenidos y por pura ingenuidad, por no estar alerta, los dejemos pasar, los perdamos (siempre se pierden oportunidades) y ni siquiera seamos conscientes de ello. Pero como no lo supimos en su momento, tampoco importa mucho. De eso trata vivir.
El único objetivo (con dioses o sin dioses, según las necesidades de cada cual) es ser felices. Y en esa etapa se encuentra la que suscribe. Lo que aquí veis o leáis es sencillamente un mimo para los sentidos. He estado más de media vida cumpliendo horarios y consignas como toda currante que se precie, y estuvo bien, tenía que alimentar mi experiencia con momentos de risas, logros, llantos, odios, resignación y, por supuesto normas. Ahora no, ya tengo muy bien surtido mi equipaje con vivencias y he decidido que voy a hacer de mi existencia lo que me gustaría que fuera si pudiera diseñarla a mi imagen y semejanza… Seguramente porque puedo hacerlo.
Toda esta perorata viene a cuento debido a que tengo muchas cosas que contar, pero en mi ruta actual hay otros momentos decisivos (de esos que suelen llamarse puntos de inflexión) que reclaman mi atención. Así que he optado por cerrar este chiringuito por vacaciones hasta la semana que viene o, quizá, un poco más o un poco menos. A mi regreso, ya están en la cocina una entrañable entrevista con Alba Flores, arte, cine y más sorpresas. Las Cosas del Querer existe únicamente para querer las cosas queribles.
Nos vemos en un plis plas.