John (Pawson), entre un millón

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John Pawson (Halifax, Inglaterra,1949) tiene un cierto aire a Robert Redford, pero con una inocultable flema británica. Para ser inglés su soltura y sentido del humor socarrón son sorprendentes, un talante hospitalario, amistoso y desenfadado que tampoco podríamos achacar a su idolatrado Japón, donde siendo joven residió varios años dando clases de inglés. Fue precisamente en el Imperio del Sol Naciente donde descubrió que lo suyo era ser arquitecto cuando conoció a Shiro Kuramata. Puede que entonces se impregnara de esa visión minimalista y zen de la vida y, por supuesto, de su arquitectura.

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John Pawson en el nuevo museo que ha hecho en Berlín para The Feuerle Collection, retratado por Thomas Canet.

Debido a ello, fue que Pawson que había estudiado en Eton y hasta su aventura nipona había trabajado en la fábrica textil de su familia en Yorkshire se estrenó bastante tarde en la profesión, a los 30 años, pero sin duda alguna ha recuperado el tiempo porque por algo se ha convertido en el poeta de la luz, la elegancia y la desnudez que caracterizan sus proyectos. Le encontramos en Berlín, en un momento tan delicado como una crisis de post-parto tras haber casi terminado la obra del Museo para The Feuerle Collection que abrirá sus puertas a finales del próximo mes de abril, coincidiendo con la Bienal de Arte de esta ciudad.

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The Feuerle Collection: un nuevo museo de arte contemporáneo, mobiliario Imperial chino y arte del Sudeste Asiático en Berlín. Una obra atípica en el hacer de Pawson ya que la luz natural brilla por su ausencia.

El edificio tiene su historia, y aún tendrá más dado que albergará la colección de arte contemporáneo, mobiliario Imperial chino y arte del Sudeste Asiático del coleccionista y consultor Désiré Feuerle. Cerrado hasta hace tres años –por cuestiones burocráticas de antaño entre la Alemania Occidental y la del Oeste- se trata de un antiguo búnker de telecomunicaciones de la II Guerra Mundial. Al inicio de las obras, para su sorpresa nos cuenta Pawson con un gesto de aprendiz de arqueólogo gratamente sorprendido “hallamos muchos espacios ocultos, túneles secretos e incluso un canal con agua”.

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El espacio del antiguo búnker de la II Guerra se respetó al máximo, básicamente se limpiaron las paredes y las columnas que aún conservan restos de grafitis.

Pero el británico, asiduo a proyectos contemporáneos de toda las tipologías –desde la flagship de Calvin Klein en Manhattan, pasando por las salas de aeropuerto para Cathay Pacific en Hong Kon hasta llegar a infinidad de casas particulares, entre muchísimos otros alrededor del mundo – está muy ducho en la materia del lifting a viejos monumentos. Lleva  tiempo lidiando con ellos: La iglesia de St Moritz en Augsburg con sus más de 1.000 años o el Monasterio Cirsence de Novy Dvur del siglo XII en la República Checa.

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Cabeza de Avalokiteshvara Bayon, siglo XIII Piedra, altura 51 cm. Una de las joyas que brillará en el nuevo espacio. (Cortesía de The Feuerle Collection)

Ahora, tras la finalización de su proyecto en Berlín, vuelve a las andadas con un proyecto más jovenzuelo: el Design Museum de Londres, construido originalmente en 1962 por Robert Matthew que, según cuentan revolucionará el panorama museístico sobre arquitectura y diseño. Pero ese será otro capítulo, ahora nos centramos en el presente, en este monumental edificio berlinés y en hablar con él, algo que desde luego, no suele ocurrir todos los días.

A Pawson le hace gracia que su nombre en español sea Juan, e incluso bromea “Juan entre un millón” dice en nuestro idioma, para luego añadir, a modo de excusa “lo estudie en el colegio, pero lo he olvidado casi todo.

Es su primer proyecto en Berlín ¿Le tenía ganas a esta ciudad? ¿La conocía? ¿Qué le gusta de ella?

He estado antes, es una ciudad fácil, sobre todo porque otras ciudades alemanas son muy difíciles de comprender para un inglés: Berlín es muy abierta, tiene muchísimo verde y agua y gente joven. Parte de mi equipo ya se había mudado aquí, así que era un lugar que ya nos resultaba atractivo.

Cuando piensa que este edificio fue un bunker de telecomunicaciones en la II Guerra Mundial ¿Qué le viene a la cabeza? ¿Cree en los fantasmas?

Siempre dialogas con los edificios. Que te den uno como éste, que para mí es casi perfecto ¡las columnas son tan maravillosas! ¡las proporciones! Es un lujo. Es muy exagerado. Si uno quisiera construirlo ahora, no solo sería caro sino pretencioso. Los techos tienen 3,5 metros de espesor ¡3,5 metros y medio de hormigón armado! Bueno, y las paredes dos de ancho. Además es muy excitante la mezcla de historia, desde la contemporánea a 5.000 años hacia atrás. Básicamente hemos dejado la estructura tal como estaba, limpiamos las paredes y las columnas.

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John Pawson, en uno de los rincones de The Feuerle Collection que aún conserva grafitis de antaño. ©Thomas Canet

Cómo lo ha proyectado ¿con distintas áreas según las épocas?

Básicamente sólo estará una parte de la colección, pero la puesta en escena corre a cargo de Désiré Feuerle. Arquitectónicamente, este museo  es interesante porque toda la iluminación es artificial, pero está controlada. El cómo funcionará la luz eléctrica aquí es llamativo. La iluminación será muy baja, así que los objetos brillarán en la oscuridad. Las columnas, por ejemplo, serán apenas sombras en una atmósfera muy misteriosa.

¿Podríamos decir que la luz es el corazón de sus obras?

No hay arquitectura sin luz, eso es lo que decía Louis Kahn.

La luz es el corazón ¿y la mente y el alma?

La luz, que es lo emocional, lo es todo. Cada cosa que hacemos es racional.

Le cuesta el mismo esfuerzo hacer una casa que hacer un monumento

Tanto si diseñas una cuchara como un monasterio el trabajo que desarrolle supondrá un idéntico padecimiento. La arquitectura trata de personas y de interacción con lo que tú haces. Hay mucho diálogo, así que cuanto más grande sea el proyecto más se hablará, mayor será la comunicación y requerirá más tiempo y energía. Quiero decir, que diseñar la cuchara te llevará tiempo, pero no habrá conversación. Pero cuando haces el Museo de Diseño de Londres o el Monasterio en la República Checa hay mucha gente involucrada, pueden ser 80 clientes y entonces allí entran en juego las distintas personalidades, el contacto humano, la concomitancia. La arquitectura es hablar. Nadie te lo dice cuándo empiezas…

Pero sabe cuándo acaba. Por cierto, ¿es una persona que suele decirse “¡Oh, podría haberlo hecho mejor!” o por lo general se siente satisfecho de lo que ha hecho?

¡Jamás estoy conforme! Conoces la expresión inglesa: “¿la taza está medio llena o medio vacía?” Para mí siempre está medio vacía. Inevitablemente me preocupa que lo que he hecho no sea lo suficientemente bueno. Pero debes parar, tienes que acabar cosas, esa es la diferencia. Un arquitecto necesita mucha energía y paciencia y para poder construir. Tienes que hacer las cosas bien.

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Désiré Feuerle, alma mater del proyecto y coleccionista nato, Compró la primera pieza para su colección de arte asiático en uno de sus viajes a China cuando solo tenía 16 años. Hallar el edificio adecuado para aposentar su enorme colección le llevó años. Hoy su museo ya es una realidad.

¿Hay mucha diferencia entre los clientes dependiendo de sus nacionalidades? Y ¿Qué ha aprendido de ellos?

Lo que es bonito con los años y el paso del tiempo es que te tranquilizas y aprendes a escuchar. He aprendido mucho más de mis clientes de lo que yo les he dado ¡es increíble! Y son judíos, cristianos, musulmanes, africanos, europeos, asiático. Más que de diferencias, hay algo que todos ellos comparten, es que tienden a ser muy obsesivos y están muy motivados con lo que quieren. Habitualmente son más peculiares de lo que yo soy y hacer esta clase de sociedades es lo que hace el éxito.

A esta altura de su carrera elige a sus clientes. ¿Alguna vez ha dicho no? ¿Alguna vez le han dicho no?

Hay algunos caso, pero sobre todo tiene que ver más con personalidades que con el proyecto en sí. Cuando comienzas a hablar con un posible cliente te das cuenta de qué no hay empatía, que no son ‘simpáticos’ (lo dice en español) y entonces sabes que no podrás hacer un buen proyecto y lo mismo les ocurre a la inversa. Pero siempre escuchamos e intentamos hacer lo mejor.

Usted, Richard Rogers, Norman Foster, Zaha Hadid son como el Fish&Chips de la arquitectura, se distinguen por ser buenos y británicos, pero después de vosotros la producción de arquitectos made in England parece haberse paralizado.

Richard, Norman, Zaha y yo nos reunimos al menos una vez al año para cenar, pero no somos amigos. En cuanto a los talentos emergentes, yo diría que hay muchos jóvenes muy buenos.

¿Algún nombre al que no debamos perder de vista?

Yo estoy encantado y tengo mucha suerte con la gente de mi estudio.

Por lo general, es muy complicado ser simple

Es verdad, es muy complicado. Y hacer algo tan sencillo como un edificio lo es mucho más. Por la general la gente no lo entiende, mira este museo: llegas a aquí y no lo sabes, pero esta ha sido una obra que llevó dos años de construcción, y ahora está vacío y solo estás viendo la coraza. Por lo general es por donde empieza todo. Pero es el final y hasta llegar aquí se han tomado infinitas decisiones: el grosor y la textura de las paredes, cuánto debíamos quitar, qué dejamos del suelo… Y todo eso no se ve.

El minimalismo es…

Tiene que ver con el espacio simple, con lo que se necesita y nada más, un espacio donde uno se sienta visual y físicamente cómodo. Naturalmente, es algo que también tiene que ver con la belleza de la

La filosofía minimalista de su trabajo también la aplica a su vida

No puede ser de otra manera, sino el trabajo no sería una verdad. Pregúntaselo a Catherine mi mujer (ríe).

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John Pawson, dice que no es una persona pesimista, pero por lo general suele ver “la taza medio vacía, nunca medio llena”. Nunca está conforme totalmente con lo que hace. ©Thomas Canet

Dicen que sus proyectos fusionan arte y arquitectura…
Yo lo considero “arquitectura”,  por el simple hecho de que es funcional.

No ha hecho muchas obras en España…

¡Muchísimas! Dos casa en Mallorca, el Hotel Puerta de América en Madrid, hicimos una exposición en el IVAM de Valencia… Mi primera novia fue española, mi primer libro monográfico editó en España con la Editorial Gustavo Gili… Una montón de primeras veces ocurrieron en España, incluso mi primera vez, ja, ja.

Es usted un arquitecto caro por elección o porque la sociedad  no le deja otra alternativa.

Hemos hecho casas privadas, no muy caras, pero pienso que construir cualquier cosa hoy en día es caro.

¿Cuáles son sus materiales favoritos?

Por lo general todos los naturales. Me gusta la plata, el ébano, la lana natural, no teñida, las piedras bonitas como el ónix para áreas decorativas.

¿De dónde saca tiempo para escribir? Tiene que ser muy disciplinado.

Ahora viajo menos, pero los aviones son sitios excepcionales para pensar y escribir. En mi vida también han sido interesantes esos períodos que yo llamo de inacción, o incluso aburridos, digamos que sosos, que sin embargo fueron muy propicios mi imaginación. Fueron momentos en los que no estaba en capitales como Londres o Tokio y no me sentía estimulado con lo que hacía. No obstante son ocasiones muy positivas para pensar en diseñar.

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Pawson también habla con las manos. Parece un pianista sobre un teclado. Su músico favorito es Keith Jarrett, “adoro el jazz”, nos cuenta. ©Thomas Canet

¿Qué le gustaría hacer que hasta ahora no haya hecho?

Sólo hacer algo mejor. Como nunca estoy satisfecho con lo que hago, siempre pienso que puedo hacer trabajos más interesantes, mejores o diferentes. Pero aún así, soy muy afortunado, hemos hecho monasterios, iglesias, un puente, escenografía para ballet… No sé qué podría ser.

¿Quizá una tortilla de patatas?

¡Exacto! No lo creerás, pero he escrito un libro de cocina británica y europea Living and eating. Es un manual sobre cómo la filosofía de la simplicidad se puede aplicar en los rituales del cocinar, comer y el vivir.

Tiene obras por todo el mundo ¿Alguna vez has viajado como un simple turista o siempre lo haces por trabajo?

Acabo de regresar de Filipinas, estamos haciendo una vivienda privada allí. Como está tan lejos fui con Catherine. Estuvimos una semana entera tratando de comprender su cultura,  tienen muchísimas influencias española, es como si los españoles nunca hubieras salido de allí. Hubo ocupación americana,  japonesa, la británica, pero definitivamente los que han dejado su huella son los españoles: el vino, el jamón (lo dice en español), los restaurantes súper lujosos con unas bodegas impresionantes están regentados por españoles, seguramente de una décima generación…

¿Qué banda sonora tienen sus proyectos?

Para este museo Desiré piensa que es John Cage, pero a mí me encanta Keith Jarrett, adoro el jazz. Pero cuando trabajo, conduzco o estoy haciendo cualquier cosa no escucho música, solo lo hago cuando voy a conciertos.

Además de ir a conciertos ¿tiene otras aficiones?

Ir en bicicleta.

¡Como Norman Foster!

El está más fuerte, será porque tiene una mujer española, la mía es sudafricana

Y a esta altura ¿ya sabe cuál es el sentido de la vida?

Lo único que sé es que la vida es muy corta, demasiado corta.En todo caso sé el sentido de la muerte, no el de la vida. Norman (Foster), que ronda los 80, es un ejemplo increíble, yo tengo 67 y si llegara a ser tan bueno como él a su edad, te juro que sería muy feliz. ¡Y eso que él bebe vino!

¿Y usted no bebe?

Sí, yo sí, pero no como él.

¿Es feliz?

Soy feliz, pero frustrado por el trabajo y por la gente, nunca es suficiente. Pero en lo personal, mi matrimonio es genial, tengo una mujer estupenda, uno niños maravillosos… Todo está en orden.

 

 

6 Replies to “John (Pawson), entre un millón”

  1. Se parece a Robert Redford. Super interesante la entrevista!

  2. Realmente su trabajo en la Fundación Feuerle es impecable, tanto el interior como el exterior. Esa extraordinaria combinación de arte asiático y contemporáneo, así como la iluminación (o su ausencia), el uso de los reflejos y las sombras, la disposición de las piezas, la complementariedad entre lo antiguo y lo nuevo…
    Es un espacio tan poco intervenido, aparentemente, y al mismo tiempo tan meditado para la función que tiene que lo hace único en el mundo. Por tanto es un logro del arquitecto y, naturalmente, del coleccionista y su esposa española.

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