Era católico, ordenado al límite de conseguir que todo lo que le rodeaba pareciera una instalación artística, la lectura no era uno de sus fuertes (solo leía las páginas de cotilleo del New York Post) y en cuanto a la música, únicamente escuchaba la que se podía bailar. A Robert Mapplethorpe (Nueva York, 1946-Boston, 1989) le encantaba mover el esqueleto tanto como el sexo. Quiso ser L’enfant terrible y lo fue.
Nunca he mentido. Creo que he vivido una vida moral. Robert Mapplethorpe

“Era un artista que sacaba fotos”, afirmó en alguna entrevista Patti Smith , su incondicional compañera desde que se conocieron en 1967. Primero vivieron juntos, luego fueron socios artísticos hasta el 74 y finalmente inevitables almas gemelas . Según la cantante, pese a que muchos decían y dicen que él buscaba crear controversias “lo que más le preocupaba a Robert era hacer algo que nadie hubiera hecho antes. Quisiera que la gente al ver mis fotos, las mirara primero como arte y luego como fotografía decía a modo casi de anhelo”.

Y así lo vemos. El neoyorquino sigue en plena vigencia pese a llevar casi tres décadas fallecido. A Mapplethorpe se lo llevó el sida a los 42 años, el 9 de marzo de 1989 y aún hoy, cerca de alcanzar las tres décadas desde su fallecimiento, conserva el récord de que una de sus obras es una de las 10 fotografías más caras jamás vendidas: se trata del retrato de Andy Warhol que superó los 500.000 euros.
Soy egoísta , pero eso es un atributo que poseen todos los artistas . R.M.

Ahora la ciudad de Los Ángeles se rinde a sus pies con dos grandes exposiciones simultáneas Robert Mapplethorpe: The Perfect Medium en los museos J. Paul Getty y el LACMA que exhiben su legado por primera vez al completo (ambas hasta el 31 de julio de 2016). Las muestras, además, han apadrinado dos nuevos libros sobre el creador: Robert Mapplethorpe: The Archive de Francis Terpack y Michelle Brunnick y Robert Mapplethorpe: The Photographs, escrito por Paul Martineau y Brut Salvesen.

Las muestras presentan los primero dibujos, los collages, escultura y las Polaroid del artista, así como materiales de su archivo, retratos, bodegones, estudios de la figura humana, dos rarezas de fotografía en movimiento y de experimentación del color. Hay que decir que ambos eventos se deben a cierta clase de promesa hecha hace cuatro años cuando ambos centros adquirieron alrededor de 2.000 imágenes y el buen propósito era presentar al público distintos aspectos del trabajo de Mappelthorpe.
Me dediqué a la fotografía porque se me antojaba como el vehículo perfecto para ilustrar la locura del mundo actual. R.M

Mientras el LACMA se enfoca en la relación del fotógrafo con la contracorriente sexual y artística de Nueva York y su experimentación con una variedad de soportes. Para ponerlo en contexto, el LACMA además ofrece Physical: Sex and the Body in the 1980 una muestra paralela que reúne las obras de otros artistas coetáneos a Mapplethorpe como Nan Goldin, Sherrie Levine, Sarah Charlesworth, Marina Abramović, Tina Barney o Andrés Serrano.

El Getty por su parte se enfoca más sobre la estética de Mapplethorpe, su trabajo en su estudio, y era un trabajador duro de roer, así como su fascinación con las formas clásicas, la impresión de la fotografía cuidándola al extremo y la creación de su Fundación para programas de arte y para financiar la investigación médica en la lucha contra el VIH.

Pero fue el obsequio de la cámara el que marcó un punto de inflexión en su vida y en su hacer, dado que comenzó a incorporar sus propias imágenes en los collages. Por aquella época les hacía retratos a la gente de su enorme círculo de amigos: compositores, socialités, estrellas de porno y miembros Sado-masochistic Underground.

En esa etapa, bueno en realidad durante toda su existencia, insistía en que él no se consideraba fotógrafo, sino, en todo caso un cazador de imágenes primero y un artista ya para la posteridad. “Lo que yo fotografío es la magia de un momento para luego poder trabajar con ello”. Y era verdad, antes de ser fotógrafo ya era artista, hacía esculturas o libros como Lamboxes “para darles un hogar a las ovejas huérfanas”, según Patti Smith.

Su manera de ver, más que un don era un estado de ánimo. Sus obra, imprescindibles ahora en los principales museos y centros de arte de todo el mundo, entonces era obscena y antinatural, están ligada a la carnalidad, flores incluidas, y el blanco y negro. Lo primero, manifiesto a través de las referencias sexuales explícitas y las alusiones a la homosexualidad y al sadomaso. “Trabajaba sin reparos, revistiendo lo homosexual de grandeza, masculinidad y una nobleza envidiable. No pretendía hacer ningún alegato político ni ninguna declaración de su ideología sexual en progreso. Pretendía dignificar aspectos de la experiencia masculina, conferir misticismo a la homosexualidad”, explicaba Patti Smith.
Cuando tengo sexo con alguien me olvido de quién soy. Durante un minuto, incluso me olvido de que soy humano. Es lo mismo que me ocurre cuando estoy detrás de una cámara. Me olvido de que existo. R.M.
Lo segundo, consecuencia de su sentido de la composición, de la luz, las gradaciones y las texturas. Pero a diferencia de otros fotógrafos, que juegan con la luz, él le sacaba partido a la oscuridad: “Mi trabajo es acerca de ver, viendo cosas como no habían sido vistas antes”.
Robert Mapplethorpe consiguió que el desnudo masculino adquiriera cuotas de belleza. “Busco la perfección en la forma. Lo hago con los retratos, con las pollas, con las flores”,decía. En los 90 se volvió más formal y le hechizaban las líneas del cuerpo, especialmente la de los afroamericanos y luego pasó a una serie entera de desnudos femeninos de la mano de Lisa Lyon, una modelo a la que recurrían muchos artistas por su figura única.
“Nunca me gustó la fotografía, la fotografía en sí. Me gusta el objeto. Me gustan las fotos cuando las tienes en la mano”. R.M
Sus fotografías también fueron apreciadas en el mundo editorial, revistas como Vogue, Vanity Fair, Esquire o Harper’s Baazar a menudo recurrían a sus servicios. En esta línea más cercana a todos los públcos y a la clase alta neoyorquina, se centró en el retrato formal de artistas y celebridades como Deborah Harry, Richard Gere, Peter Gabriel, Grace Jones, Iggy Pop o Andy Warhol.
Yo nunca hubiera hecho lo que he hecho si hubiera considerado a mi padre como alguien a quien quería agradar . R.M.
A este último lo adoraba y lo consideraba uno de los artistas vivos más importantes, según Patti “fue lo más próximo a la idolatría que estuvo nunca”. Entre las influencias que además inspiraban a Mapplethorpe, en primer lugar su dios Warhol y luego la película Cowboy de medianoche (1969), las de Fellini y Pasolini, de Félix Nadar y August Sander.
Provocador a su pesar y marcador de tendencias Robert Mapplethorpe sin lugar a dudas es uno de los grandes fotógrafos de la segunda mitad del siglo XX. Su visión estilizada sobre el género, la raza o la sexualidad fueron la huella de identidad de su época y, desde luego, ejercieron una poderosa influencia sobre sus contemporáneos.
Conocí a Robert hace un montón de años. Me disparó algunas fotos que, por desgracia, nunca vi. Más tarde le hicimos un programa especial en TVE 2 grabado en su estudio de N. Y. Realmente, era un hombre sencillo, culto y muy contenido en las formas: un artista sin extravagancias. A mí se me hace muy difícil olvidarle, a su obra también, cómo no. Ya es un clásico porque cada equis tiempo vuelven a exponerlo, a escribir sobre él y, como tal, parece que va a estar presente en el mundo del arte de manera permanente.
¡Qué afortunado eres! Me hubiera encantado conocerle… Pena lo de tu retrato perdido. Quién sabe, quizá algún dia aparezca.