Han pasado 500 años desde la muerte de Jheronimus Bosch (1450 Bolduque, Ducado de Brabante- 1516 Bolduque), también llamado Jeroen van Aeken o Van Aken y conocido mundialmente como El Bosco o Hieronymus Bosch. Delirante, surrealista, visionario, innovador, enigmático, original y muy místico, El Bosco pintaba sus sueños más sublimes, sus pesadillas más tortuosas y seguramente trataba de tú a tú a los ángeles en el cielo y a los demonios en el infierno.Y aunque en su época, sus coetáneos le consideraban un hereje o miembro de alguna sociedad secreta, posiblemente nada recomendable, en Europa, quién más o quién menos, le rinde un merecido homenaje. En España, lo hace entre otros el Museo Nacional del Prado (hasta el 11 de septiembre de 2016) exhibiendo los principales trípticos creados por el artista holandés, incluyendo el de Las Tentaciones de San Antonio.
- Las tentaciones de San Antonio (El Bosco, c. 1501), se expone en El Prado gracias al préstamo del Museu Nacional de Arte Antiga, Lisboa.
Pero es en Holanda, su tierra natal, es donde los tributos a este gran artista son más clamorosos. El Bosch Grand Tour, por ejemplo, sincroniza siete museos de la provincia de Brabante que enseñarán piezas de arte contemporáneo en exposiciones adicionales a la del El Bosco: visiones de un genio, la muestra del museo Noordbrabants. Entre todo este despliegue nosotros destacamos la propuesta del Stedelijk Museu’s-Hertogenbosch, que acoge los trabajos de dos artistas españoles: Nacho Carbonell (Valencia, 1980) y Fernando Sánchez Castillo (Madrid, 1970). Las obras de ambos estarán expuestas del 18 de junio al 11 de septiembre.

La iniciativa pretende relacionar al arte de hoy, tomando a Hieronymus Bosch como fuente de inspiración. Lo hicieron en su momento otros grandes artistas como Salvador Dalí, Jorg Immendorf o Robert Gober. Y desviándonos al mundo de la música, tambien se ha recurrido a la obra de este genio para muchas portadas de discos, como los de Pearls Before Swine, Deep Purple o Michael Jackson, que incluyeron fragmentos de sus pinturas.

Nacho Carbonell, al que el Stedelijk Museum tiene previsto hacerle su primera retrospectiva proximamente, más que en la belleza estética se enamora de las formas (paradójicamente amorfas) para darles a sus diseños de sillas, sofás y lámparas una personalidad propia. Digamos que con sus piezas crea seres extraños cuya apariencia les sitúa en la frontera entre escultura y diseño. A veces, para el observador, es complicado deducir cuál es su uso. Y pecisamente en esa expresión artística con la que plasma sus peculiares objetos, radica el punto de conexión con ciertos elementos de los cuadros de El Bosco. Su serie Cumulus, por ejemplo, es una interpretación, o metáfora, sobre el concepto de sentirnos bajo presión, de que el mundo se nos viene encima por un nubarrón de preocupaciones, ideas, pensamientos, derechos y demás obligaciones que todo arrastramos constantemente, y nos aplastan.


Por su parte, el artista Fernando Sánchez Castillo está más interesado en las relaciones entre el arte y la política, dotando a sus esculturas, instalaciones y vídeos de un fuerte compromiso social, con toques serios, humorísticos y lúdicos. Para la exposición en el museo holandés, Sánchez Castillo preparará una nueva pieza artística basada en la fascinación que sintió el monarca español Felipe II por las obras de El Bosco. Gran coleccionista de las pinturas del holandés, es gracias a este monarca que el rastro de Jheronimus Bosc se pueda apreciar en muchos museos de España.



Pero retomando el V Centenario de la muerte de El Bosco, hay que decir que pese a ser considerado un “creador de demonios”, por las criaturas fantásticas y los dobles significados de sus obras, recibía muchísimos encargos y sus trabajos eran muy apreciados, tanto de clientes locales, como la iglesia, ahora catedral, de San Juan en Bolduque, para cuyo altar pintó un tríptico, como las que realizó para gente como Felipe el Hermoso que le pidió un cuadro sobre el Juicio Final.
Nacho Carbonell también es muy dado a los bichos amorfos y raros, tiene numerosos coleccionistas pegados a su sombra y está creando escuela. Lo que no tengo muy claro es cuántas piezas suyas habitan nuestras tierras ibéricas.