Ramón Tormes (Salamanca 1963) es jardinero, y se entiende tan profundamente con sus flores y plantas que se diría que la suya es una relación terapéutica. Hablamos de un amor visceral y profundo por la naturaleza, una pasión que él reivindica tanto con los jardines que dan vidilla a su camisa (tal como se aprecia en el magnífico retrato que le ha hecho Thomas Canet) como los que ya, imaginarios, que presenta en la exposición Tropicalia en la galería Mad is Mad de Madrid. Como artista, sus visiones son paradisíacas, paisajes imposibles, alegres, rebosantes de color y que trasmiten paz y si agudizamos el oído y la mente pueden llegar a tener hasta banda sonora. Hablamos con el artista… sobre todo, habla él porque la verdad, le encanta y además tiene muchísimo que contar.
¿Qué vemos en esta exposición? Mis mundos. Yo vivo en un mundo paralelo que es muy tropical, algo que llevo muy dentro desde que a los 14 años viajé a la República Dominicana y descubrí que desde el principio había habido un error: Yo tendría que haber nacido en el Trópico y no en Salamanca. Para mí es vital el mar, el calor, las flores, el verde y todo lleno de color. Esta muestra es la exhibición de mis sueños, donde reinan y me siento muy en armonía con los animales y la vegetación. Todas mis obras que hablan de paisajes irreales son muy oníricas. Pero para mí son auténticos, porque yo los vivo así.
En tu niñez ¿coleccionabas caleidoscopios, hacías collages era un niño diferente? Ahora es algo más habitual, pero era un niño hiperactivo (entre nosotros, lo sigue siendo de adulto). Coleccionaba muchas figuras y cromos de animales, pero caleidoscopios no. De hecho en mi primera exposición, que se titulaba Vida y Color, todas las obras eran del primer ábum de cromos que yo hice con mi hermana a los cuatro años repleto de tribus africanas y bichos de la jungla. Yo creo que eso me marcó y luego, con la edad yo remaqué esa sensación con mi ida al Trópico.
¿Qué querías ser de mayor? Nunca me había planteado nada en especial. Siempre he ido viviendo muy al día, me surgía una cosa y siempre me dedicaba a disfrutarla mucho, como también hago ahora.
En fin, que de los años de La Movida quedan conocidos que he vuelto a recuperar después de muchos años, la verdad es que puedo presumir de tener muy buenos amigos. A nivel personal fue un enriquecimiento cultural, no paraba de descubrir cosas nuevas. La gente era muy abierta y extrovertida, y entonces había mucho color, algo que actualmente se va apagando en la ciudad. Yo ya era muy libre, nunca he tenido ninguna claese de complejos. Salí de casa con 16 ó 17 años, en Salamanca, una ciudad muy provinciana, y llevaba mis modelitos sin problemas, nunca he tenido complejos y jamás oculté mi orientación sexual. Creo que ser tú mismo es algo innato. Si vas natural por la vida, no te diría que pasas desapercibido, nunca lo he conseguido, pero sí que eres más libre y feliz.
Esta época, devuelto a tus raíces en Salamanca sería… Cuando regresé a mi tierra creé lo que es mi trabajo: el vivero, que en realidad es una floristería con 8.000 metros cuadrados de jardines donde la gente va paseando. Yo nunca había hecho un ramo de flores hasta que tuve mi invernadero. Vino alguien y me preguntó ‘¿Hacéis arreglos florales?’, y como lo necesitaba le dije que sí. Y empecé a hacerlos y descubrí que tenía un don para hacer creaciones con flores. Ahora atendemos a nuestros clientes siempre con cita previa.
Y también empecé con los collages, pero es bastante reciente, solo llevo tres años. también fue casualidad. Yo hacía la cartelería para el vivero y me ofrecieron hacer la portada para un magazine que fue un éxito. Todo el mundo me empezó a animar, en primer lugar Marcelo, mi pareja y mi mentor, y comenzaron a salirme muchas colaboraciones.
Como paisajista, viviendo los tiempos extraños que vivimos ¿te imaginas llegar a presidente como Peter Sellers en la película Bienvenido Mr. Chance? ¡Ojalá! Pero no podría. Yo no tengo tanta calma con el personaje y soy muy perfeccionista. Soy demasiado noble para ser político… Si me apuras mucho, en todo caso sería como Peter Sellers.
Parece que se te dan mejor los paisajes paradisíacos que los infernales, ¿eres de los que creen en la vie en rose? No sabría dibujar nada oscuro. Tengo una serie, Solitudes que está basada en esculturas de imaginería de cementerio pero floreado.Más que en la vie en rose, que es muy artificial, creo en la vida y en disfrutarla.
Lo tuyo son historias, jeroglíficos, adivinanzas. ¿Cómo trabajas? No, es mucho más sencillo. En los paisajes es algo onírico y en los Mandalas es algo visceral, me siento y creo. No tengo ideas preconcebidas… Bueno, cuando estoy con una serie tengo un hilo conductor. Me pasa como con mis ramos, nunca sé lo que voy a hacer.
Tus ídolos o artistas amados son… Varios: me inspiran los prerrafaelistas y el Barroco. Soy muy realista, muy hiperrealista, el conceptualismo no me gusta mucho y aunque estudié arte no termino de entenderlo bien. Pero son movimientos más que nombres en concreto.
Te inspira… La propia naturaleza.
Muchas de tus obras podrían ser perfectos estampados para pañuelos de Hermès, Loewe o Louis Vuitton ¿Alguna vez se te cruzó por la cabeza esa idea? Lo cierto es que me contactaron de Hermès y les envié un dossier físico a París, pero de momento no he tenido noticias. Mira tú por dónde, mi primera serie, la de los Mandala, yo la concebí en seda, pero no como pañuelos, sino como piezas enmarcadas. Las pruebas que hicimos entonces eran malísimas y de hecho hubieran sido muy caras. Ahora hay gente que está interesada que yo les haga diseños textiles. De momento he colaborado con Hipertrófico, un diseñador canario con el que hicimos la colección Mariposas en mi estómago de trajes baños que ha sido un éxito.¡Son muy bonitos!
Y de cara al futuro ¿Con qué nos sorprenderá Ramón Tormes? Mi próxima aventura es producir una pieza en porcelana con incrustaciones de unos mis collages, lo hago con la Galería Factoría ¡Ya he saltado al 3D! Y luego voy a presentar un libro-joya con La Eriza, que no se comercializará, con trabajos hechos a partir de fotos de las creaciones de Josep Font para Jesús del Pozo, será único.
¿De mayor que quisieras ser? Abuelito feliz, en Canarias con Marcelo y seguir haciendo lo que hago. Estoy y soy muy feliz.
La exposición Tropicalia estará abierta al público hasta el 14 de abril en Mad is Mad. Calle Pelayo, 48, en Madrid.