MADRID

Galería Javier López & Fer Frances

Guillermo Pérez Villalta. El orden de lo imaginario (una suerte de retrospectiva). Del 6 de mayo  al 7 de septiembre.

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Visitación (2003). Grafito sobre tabla estucada, Guillermo Pérez Villalta.

Para mí el arte ha tenido siempre la intensidad que la religión para un creyente. Y ha dado sentido a mi vida. Porque, sobre todo, me aportó la base para el conocimiento. De igual forma que un científico se dedica a investigar la materia, a mí el arte me sirvió para aprender del mundo. Y no dejo de aprender. El día que eso ocurra  será porque se ha acabado todo”, declaró hace algún tiempo Guilllemo Pérez Villalta en ABC.

GPV Ciudad solitaria, 2014. Temple sobre madera. 24 x 19 cm. baja
Ciudad solitaria, 2014. Temple sobre madera de Guillermo Pérez Villalta.

La Galería Javier López & Fer Francés dedica una gran exposición a este tarifeño del 48, integrante de la llamada figuración madrileña, considerado como uno de los exponentes más destacados del postmodernismo español,  aunque también se le encuadra en el neomanierismo. La muestra, titulada El orden de lo imaginario, una suerte de retrospectiva”, además de celebrar el fichaje del artista por parte de la galería, reúne  obras y series ya históricas  y ejemplos de su trabajo más reciente. En las temáticas de este creador que renunció a la arquitectura por el arte –la religión y la mitología, tratadas con cierta irreverencia- hay mujeres, pero Pérez Villalta se inclina más hacia un universo masculino, casualmente enmarcado en ámbitos arquitectónicos. Pero la exposición se centra especialmente en la obra sobre papel y el dibujo, reuniendo algunos de los ciclos más vastos y ambiciosos abordados por el artista a lo largo de las últimas décadas, como por ejemplo las 12 piezas que componen su Zodiaco (1991) o  Los Viajes de Gulliver (2005).

GUPE Muerte John Lennon (serie Grandes momentos de la historia de la música moderna), 2003. Grafito sobre tabla estucada. x 35,5 x 49,5 cm cm
Muerte John Lennon (serie Grandes momentos de la historia de la música moderna), 2003. Grafito sobre tabla estucada de Guillermo Pérez Villalta.

La semi retrospectiva se completa con algunos dibujos sobre tabla inéditos, parafraseando con inesperada ironía determinados momentos de la historia de la música pop; una serie de acuarelas y temples de formato lúdico e irregular; y, entre los distintos ejemplos de pintura que dan un punto de apoyo para esta visión de los logros del dibujo en la trayectoria de Pérez Villalta, explicando las relaciones que se establecen con las imágenes “finales”, se expondrán también algunos de esos recentísimos paisajes con reminiscencias clasicistas, mediterráneas y metafísicas, que le ocupan en la actualidad. Está claro que quien visite esta exposición, se verá obsequiado por un selecto recorrido representativo, del origen en los intereses del artista a día de hoy, funcionando como una suerte de mirada transversal por su trabajo del último cuarto de siglo.

BERLÍN

C/O Berlin Foundation

Hans-Peter Feldmann. Hasta 10 de julio.

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Pierna, Hans-Peter Feldmann.

Vamos a hablar de un tipo muy raro, muy conocido y excesivamente peculiar, tanto como para no querer que su biografía aparezca en los catálogos que publica, en el mejor de los casos ofrece como alternativa poner en un listado las últimas películas que fue a ver y, si lo pensamos, en cierta media es un pseudo perfil sobre él. Hablamos de Hans-Peter Feldmann.

¿Qué mejor modo de celebrar un cumpleaños de 75 años que con una exposición retrospectiva? Para este alemán que en su juventud estudio Química, significa echar un vistazo a un cúmulo de trabajos –que van desde finales de los 60 a nuestros días-, esos de los que nunca quiere hablar y que si nos descuidamos pueden dar lugar a nuevas obras. Porque de eso trata el arte de este alemán recopilar, recortar y customizar imágenes propias y ajenas. La C/O Berlin Foundation ha reunido 250 imágenes, que dibujan panorama general sobre el hacer de este peculiar artista alemán, nacido en Hilden, Düsseldorf, en 1941.

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Amantes sin cabeza.

Durante la postguerra, el único arte que llegaba a Hilden, su pueblo, eran reproducciones de cuadros o fotos fijas que anunciaban las películas en los cines. Las imágenes a las que Feldmann tenía acceso eran sellos, ilustraciones de libros o postales, pero para él suponían una ventana a mundos nuevos, aún por descubrir. A los 12 años el artista  consiguió una cámara de fotos, y con ella se dedicó a recoger y clasificar imágenes, y a hacer álbumes en los libros de contabilidad de su padre. El creador alemán sigue coleccionando objetos de todo tipo, no imágenes, sino dedales, juguetes antiguos o álbumes de recuerdos de otras personas.

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Dos niñas con sombras.

Temas tan cotidianos como el asombro, la concordancia, la indignación, la falta de entendimiento, la euforia y la alegría para Hans-Peter Feldmann son unos potentes detonantes creativos. Es complicado entender cómo la ropa femenina, una nevera, un titular de periódico, la radio de un coche o un atardecer rojo en un largo etcétera de imágenes humildes y triviales hacen posible que su mente las cocine de un modo tan eficaz. Su trabajo nace de la banalidad.

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Collage, Hans-Peter Feldmann.

Hans-Peter Feldmann se alimenta de un una ilimitada cantidad de imágenes y con ellas, intervenidas, con nuevos arreglos y una cautivadora apropiación nos enseña la visualización de recuerdos, de asociaciones y deseos. Él se enfrenta al espectador con su propia percepción y evita dar pistas, categorizar o explicar lo que nos ofrece. El sentido, en todo caso, surge a través de la interpretación del espectador. Su manera de ‘no hablarnos’ puede dar lugar a controversias, dependiendo de las experiencias individuales, los convencionalismos y expectativas de cada persona.

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Cabello, Hans-Peter Feldmann.

Para Feldmann, las imágenes son superficies de pura proyección y, como tales, no pueden ser propiedad de nadie. Son un democrático patrimonio cultural. Además de sus propias fotografías, trabaja con otras que encuentra o compra en mercadillos, tiendas de libros usados o incluso a personas anónimas.

“Si hay una cosa que yo sé cómo hacer, es mirar” Hans-Peter Feldmann

Hans-Peter Feldmann sólo se da cuenta de lo busca cuando encuentra el tema correspondiente a la imagen. Nunca clasifica ni organiza su colección según tipologías, sino que la encamina en medio de un caos por sendas en las que va armando nuevos arreglos y constelaciones. Así es como el enfoque de su obra no se detiene en un único marco y una dimensión narrativa, sino que se sustenta en la secuencia. Por esta razón, el orden intuitivo  y la repetición es lo que conduce a una visión más profunda.

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Jugador de fútbol.

Para Hans el arte es en sí mismo no es nada sagrado, sino más bien una ocurrencia trivial y una forma de comunicación. Nos afecta a todos y todos de vez en cuando lo consumimos. Esta toma de posición ha dado pie a que su nombre figure en la lista de los co-fundadores del conceptualismo, que en los años 60 liberaron al arte del genio del artista. De una manera deliberada este artista copia reproducciones una y otra vez y publica sus obras sin firmar y sin restricciones. Hans-Peter Feldmann es capaz de sustraerse de la escena artística  con sus conceptos de unicidad y escasez.

Por lo raro que es el protagonista y por mera curiosidad de ver qué encontramos cada uno de nosotros en sus fotos, esta muestra (que es divina) es totalmente recomendable.

PAMPLONA

Museo de la Universidad de Navarra

Camouflages. Joan Fontcuberta. Hasta el 11 de septiembre.

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Retrato oficial del cosmonatura Ivan Istochnikov, 1997. Joan Fontcuberta.

Ojalá la mitad del mundo + 1 estuviera tan rematadamente loca, fuera igual de inteligente, reflexiva, creativa y multidimensional como Joan Fontcuberta (Barcelona, 1955). Este artista, docente, ensayista, crítico y curator especializado en fotografía se rie de sí mismo y de todo lo demás también, pero con una agudeza exquisita.

Camouflages, la exposición de Joan Fontcuberta en el El Museo Universidad de Navarra nos ofrece en un mismo espacio siete de los principales proyectos fotográficos del artista: El artista y la fotografía, Herbarium, Sputnik, Constelaciones, Fauna, Orogénesis y Camouflages.

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Sputnik 2. Imagen manipulada (con Fontcuberta incluído, tercero a la izda.) tal como se publicó en la Enciclopedia Rumbo a las Estrellas en 1997.

La muestra, con más de 200 piezas, es una nueva revisión de los trabajos del catalán, desarrollados entre 1984 y 2009, que reflexionan sobre la veracidad incuestionable que se atribuye a la fotografía no sólo en la vida cotidiana o en el arte, sino desde ámbitos como la ciencia, la historia, la geografía o el periodismo.

En lugar de ser simples y directas, sus fotografías están llenas referencias y de elementos humorísticos, que plantean una reflexión sobre los mecanismos de comprensión de la imagen en la sociedad actual: qué vemos, cómo lo vemos, qué se nos induce a ver, y por qué lo vemos así. “Vengo del mundo de la publicidad y sé que el humor es una forma de conectar con el visitante y ganarme su atención y confianza. Hago del humor una bandera, es una marca de mi trabajo”, explica el artista.

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Derain, 2004, del proyecto Orogénesis de Joan Fontcuberta.

Herbarium (1984), el más antiguo de los proyectos de la exposición, se compone de una colección de 48 plantas fotografiadas en grandes ampliaciones sobre un fondo neutro. En su estilo, la serie responde al modelo de los repertorios botánicos del siglo XIX, con un aire de objetividad y neutralidad propios de la ciencia: vistas frontales en las que nada parece empañar la transparencia de las imágenes. Fontcuberta considera esta serie como un homenaje a Karl Blossfeldt, fotógrafo alemán de comienzos del siglo XX, conocido por sus imágenes vegetales. “Es un guiño un tanto irónico y cínico hacia la pérdida de lo natural a través de este tipo de atlas hecho con una mentalidad científica y artística”, dice su autor.

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Giliandria escolforcia, 1984. Joan Cuberta o la verdad despeinada sobre una planta punk.

Las plantas de Herbarium están llenas de citas y elementos paródicos, todas están llenas de elementos “ineficaces” e “inútiles”, que sólo se explican desde el humor, al contrario de los que resultan de la evolución darwiniana o la manipulación genética. Algo parecido a lo que ocurre con los animales fantásticos que constituye el núcleo Faunia, el siguiente proyecto. Esta serie cuenta la historia de un científico alemán del periodo de entreguerras: el doctor Peter Ameinsenhaufen. Nacido en 1895, Ameinsenhaufen fue profesor de zoología en la Ludwig Maximilian Universität de Munich, de la que fue expulsado poco antes del ascenso del nacionalsocialismo al poder. El resto de su vida la pasaría como investigador independiente en Estados Unidos, donde desarrolló un extraordinario trabajo en el campo de la zoología, dedicado a la búsqueda de excepciones a la teoría de la evolución darwinista.

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Centaurus Neardentalensis, 1988, Joan Fontcuberta.

El archivo del profesor Ameinsenhaufen está compuesto por elementos muy diversos: fotografías, anotaciones, registros sonoros, radiografías, animales disecados, etc. Todo un conjunto que documenta las rarezas encontradas por Ameisenhaufen: animales híbridos, producto de malformaciones genéticas, que constituyen una colección de anomalías y excepciones.

El siguiente proyecto, fechado en el 97, es Sputnik. En esta serie, Fontcuberta se pregunta “hasta qué punto podemos estar seguros de que la transmisión de la Historia a través de diferentes archivos ha sido fidedigna” y lo hace a través de la  historia de Iván Istochnikov, un astronauta soviético, que en 1968 salió en una misión espacial a bordo del Soyuz 2 y ya nunca más se supo de él. Tras el descalabro de la misión en 1968, las autoridades soviéticas decidieron ocultar a los medios el asunto del astronauta desparecido. Para conseguirlo no dudaron en borrar todo rastro de su memoria y su familia es enviada a Siberia y las referencias a su persona son eliminadas de los archivos. Sólo la aparición de documentos privados tras la caída del Muro ha permitido reconstruir la historia de este personaje, a través de fotografías, cartas y objetos, que muestran el heroísmo y la importancia pública que los astronautas soviéticos desempeñaron en los años de la Guerra Fría. Fontcuberta les metió mano y, tal como el mismo explica: “Esta trama es nueva excusa para que el espectador tenga que sopesar la dosis de verdad que contiene el documento histórico y el archivo”.

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Corcopithecus icarocornu, un simio de cola larga y grandes alas localizado en la selva amazónica, 1985. Joan Fontcuberta.

Llegamos a las Constelaciones de 1993. El contexto de la exploración celeste y la ambigüedad de las imágenes de Sputnik tiene una continuación paródica en este proyecto que muestra una serie de vistas de constelaciones, cuyos datos se indican en los títulos, que proporcionan información exacta sobre el lugar y el momento en que las imágenes fueron tomadas. “Es un proyecto muy particular dentro de mi producción porque es mucho más minimalista, no tiene ese componente narrativo tan literario y nos propone una reflexión crítica de la noción de huella en la fotografía”, puntualiza el artista.

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Un Picasso, de la serie El artista y la fotografía.

El proyecto El artista y la fotografía surge de una exposición que Fontcuberta comisarió en 1995, de la que Camouflages recoge una selección. Esta serie reúne obras de Joan Miró, Salvador Dalí, Pablo Picasso y Antoni Tàpies. Estos dos últimos están presentes en la Colección de María Josefa Huarte, por lo que el autor ofrece un diálogo actual e inédito entre las obras de la Colección del Museo con las suyas de esta serie. El plan es mostrar su relación de estos maestros con el medio fotográfico. Así, se presentan fotografías directas, fotogramas, fotocollages y otras obras que muestran cómo la fotografía ha sido un estímulo creativo para muchos de los grandes creadores del siglo XX.

Aterrizamos en Orógenesis, un proyecto que  replantea los problemas de autoría, veracidad y construcción en el contexto de la era digital y “desafía nuestra posibilidad de definir lo fotográfico”. Al mismo tiempo, desarrolla las conexiones artísticas planteadas en El artista y la fotografía, pero en este caso, la referencia fundamental es la tradición romántica del paisaje que va desde la pintura de Caspar David Friedrich hasta la fotografía de Ansel Adams. Todas las fotografías que conforman Orogénesis son paisajes grandiosos, que comparten la peculiaridad de no ser naturales. Están realizados mediante un programa informático diseñado para generar paisajes a partir de una determinada información.

Y finalmente descubrimos la serie Camouflages, consistente en seis variaciones sobre El caballero en la mano en el pecho. En cada una de ellas, una parte de la obra de El Greco se sustituye discretamente por un miembro del cuerpo propio Joan Fontcuberta, que aparece así camuflado en el interior del retrato clásico. Su tema, se podría decir, es la identidad de cambiante del artista, cuya actividad se divide en los diversos quehaceres de los que hablan los proyectos anteriores. Una fragmentación que se traduce también en la presentación de esta serie, no como conjunto coherente en una sala específica, sino dispersa en distintos lugares del museo, que en principio no le corresponderían.

Si os gusta Joan Fontcuberta… Os daréis una panzada.

 

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